lunes, 18 de junio de 2012

Sí. Es un peligro para México / Javier Lozano

Periódico El Universal
18 de junio de 2012


Claro que es un peligro para México. La personalidad de López Obrador puede parecer medio folclórica y hasta simpática por momentos, y todo quedaría en el anecdotario si no fuera porque el personaje quiere ser presidente de México.

Su derrota en 2006 provocó que mandara al diablo a las instituciones; organizó un plantón durante 47 días sobre Paseo de la Reforma y, a lo largo de seis años, siguió destilando rencor. Hoy apuesta al perdón y al olvido colectivos. Se volvió repentinamente bueno, como buenos pretende convertir a los criminales con su solo verbo. En su infinito desprecio por lo que no concuerda con su apreciación, arremete ahora el tabasqueño contra el IFE y contra “los de arriba” porque avecina, según él, un nuevo fraude. No se molesta en mostrar una sola prueba de su dicho más que la agudeza de su olfato.

Para Andrés Manuel la elección ya está decidida. Es él. Punto. Lo sabe, lo presiente. Lo ve en la gente. No hay duda. ¿Pero qué pasaría en el poco probable caso de que no lograra usted esa victoria?, le preguntaron recientemente. Eso ya no podría suceder, espetó el hombre. Y si llegase a ocurrir es porque el pueblo de México es masoquista. Aunque las encuestas digan lo contrario, él tiene las suyas, pero no las muestra. Fustiga la corrupción no obstante que esa fue nota característica de su gobierno en el DF. Lamenta la incongruencia, pero hace suyo a Manuel Bartlett y pasa la charola entre los ricos para levantar 6 millones de dólares. Luego se deslinda.

Ante la evidencia de cifras de instituciones autónomas y serias que miden por igual el crecimiento económico, el empleo, el desempleo, la pobreza, el desarrollo humano, la criminalidad y demás indicadores relevantes, el candidato del PRD sólo alcanza a descalificarlos con su clásica “yo tengo otra información”. Sus números resultan tan alegres como sus verbenas populares y sus plazas llenas.

Los temas críticos no los aborda, pues sería la gente la que los decida por mayoría. Lo mismo pasaría con su gestión. Cada dos años se sometería a una consulta para que evalúen la marcha de su gobierno. Si no gusta, se va. La revocación de mandato marca ACME. ¿Cómo, dónde y con quién se haría esa consulta? Pues con los mismos que hoy llenan el Zócalo y gozan de los favores del GDF. ¿Es representativo del sentir popular? Para él, más que suficiente. Y háganle como quieran.

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