martes, 10 de mayo de 2011

Jaque Mate / Marcha Política

JAQUE MATE
Marcha política

Sergio Sarmiento
10 May. 11

"Queremos oír el mensaje del Presidente con esa renuncia, un mensaje del Presidente de la República diciendo que sí nos oyó".

Javier Sicilia


Quizá era inevitable: la marcha por la paz terminó por politizarse. Lo que en un principio era una expresión de tristeza e insatisfacción con la violencia, y en particular con el asesinato de Juan Francisco Sicilia y otros, se transformó en una demanda de renuncia de un funcionario público federal. Lo paradójico es que el funcionario cuya renuncia se exige, el secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, es el responsable máximo de la Policía Federal que hace apenas unos días detuvo a los asesinos de las personas cuya muerte ocasionó la movilización.

La destitución de García Luna no fue la única demanda política de la marcha. Se exigió a los partidos limpiar sus filas de corruptos porque de lo contrario habrá un boicot a la elección presidencial del 2012. Se pidió a la autoridad que actúe contra los gobernadores o políticos que sean "señalados públicamente". Dijo Javier Sicilia: "¿Por qué nuestras autoridades y los partidos han aceptado que en Morelos y en muchos estados, gobernadores señalados públicamente como cómplices del crimen organizado permanezcan impunes?".

Además, debe crearse un pacto ciudadano para fiscalizar a los gobernantes, establecer un calendario para el retorno del Ejército a los cuarteles, detener a autores materiales e intelectuales de los crímenes, mejorar la democracia representativa, establecer la revocación de mandato, romper el monopolio de las telecomunicaciones y aprobar la reforma política.

¿Son buenas o malas estas demandas? Hay de todo. Nadie puede estar en desacuerdo con la exigencia de combatir la violencia o detener a los responsables de los crímenes. Pero quedan dudas: ¿Quiénes son los corruptos o los criminales que deben eliminar los partidos para que pueda haber elecciones? ¿Quién va a definir que lo son? ¿Tendrán derecho a audiencia? Y si es necesario retirar al Ejército de esta lucha, ¿por qué los comuneros de Cherán, Michoacán, y otros grupos exigen su presencia en las comunidades y las calles para liberarlos de los abusos de los criminales?

Es obvio que hay que detener a los autores materiales e intelectuales de los crímenes, pero ¿cómo identificarlos? Por otra parte, ¿de verdad queremos que un simple señalamiento público sea suficiente para destituir y encarcelar a gobernadores y otros funcionarios? ¿Queremos convertir los michoacanazos en una forma habitual de operación del Estado mexicano? Y ¿qué tienen que ver la democracia representativa, la revocación de mandato, la industria de las telecomunicaciones y la reforma política con la lucha contra la violencia?

Es triste usar a los muertos para hacer política. Pedir renuncias de funcionarios no tiene ningún sentido. Que los distintos órdenes de gobierno y los políticos se acusen de ser los responsables de la violencia es macabro. Si hay algún tema que debería unificarnos es precisamente el combate al crimen.

Deberíamos estar diseñando políticas más eficaces: decidir qué esfuerzos hay que conservar y cuáles nuevos promover. Necesitamos saber si el problema son las leyes o la eficiencia de la policía. Los especialistas deben discutir y hacer propuestas de fondo.

Pero pedir la renuncia de un político para saber si el Presidente escuchó o no, o si quiso obedecer o no a un activista, me parece una macabra manera de aprovechar políticamente la muerte de tantas personas.



Pirrurris

En el 2004 hubo otra gran manifestación en la Ciudad de México en contra de la violencia. El entonces jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, la descalificó diciendo que era una marcha de "pirrurris". Hoy es la izquierda la que organiza una manifestación sobre este tema y centra la protesta en el gobierno federal panista. Al final, sin embargo, ninguna marcha, ni de la izquierda ni de los pirrurris, logrará resultados concretos en un tema como la violencia.

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