Cuestiona
Córdoba denuncia de Bartlett
(24-marzo-2006)
REFORMA / Staff
José Córdoba, quien fuera jefe de la
Oficina de la Presidencia en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, dijo que
las denuncias del senador Manuel Bartlett, que lo vinculan con Kamel Nacif, no
tienen veracidad.
Incluso, consideró que el legislador
se da el derecho de "difamar con impunidad".
A continuación el texto íntegro del
ex funcionario salinista.
Hago referencia al artículo publicado
en REFORMA el día de ayer que contiene diversos señalamientos del senador
Bartlett. El senador me había imputado hace unos días ser socio del señor Kamel
Nacif, lo que es falso. Tomo nota que el Senador reconoce ahora que basó su
imputación únicamente en algunos comentarios periodísticos. En una
argumentación graciosa, sostiene que soy yo el responsable de esa situación por
no haber desmentido con anterioridad dichas publicaciones. Es obvio que no
tengo necesariamente que aclarar todas las falsedades que se publican (...lo
que podría volverse una actividad de tiempo completo). Por lo contrario, es
obligación elemental de cualquiera averiguar la veracidad de una información si
sobre ella quiere fincar una denuncia. Lamento que el senador considere que
tiene derecho a difamar con impunidad.
Si de desmentidos se trata, y ya que
el Lic. Bartlett amalgama el asunto en su carta, aprovecho para desmentir
cualquier relación con una empresa (aparentemente francesa y cuya existencia
desconozco) que obtuvo una concesión para operar y mantener el sistema de
alumbrado público de Puebla. Lo único cierto es que he trabajado, en un ámbito
estrictamente profesional, como consultor de empresas (extranjeras como dice el
senador, pero también nacionales) en el sector de la energía, como también en
otros sectores. ¿Y qué? Respeto la convicción del senador de que no debe haber
ninguna inversión privada en el sector energético. Para hacer realidad sus
convicciones, tiene como legislador un medio más adecuado que embestir en
falso: cambiar la ley.
Si el Lic. Bartlett hubiera querido
verificar la veracidad de las notas periodísticas en las que basó sus
imputaciones, tenía abierto un camino muy sencillo: preguntarme. Recuerdo que,
antes, me hablaba con frecuencia para pedirme favores. Hubiera podido, ahora,
hablarme para simplemente pedirme información. Recuerdo por lo menos dos
ocasiones en las cuales el Lic. Bartlett vino a tratarme temas de su interés.
En noviembre de 1988, el Presidente electo lo invitó a desempeñar el cargo de
Procurador General de la República, lo que agradeció cumplidamente. En los días
siguientes, me vino a decir que había cambiado de parecer y que prefería ser
Secretario de Educación Pública, que temía por su vida en la PGR y que sería
más ameno ser sucesor de Vasconcelos. Me pidió que tratara yo su asunto con el
Lic. Salinas porque él se sentía incómodo, cosa que hice. Años después, a raíz
de su despido de la SEP, el Presidente le ofreció su apoyo para ser candidato
del PRI a gobernador de Tabasco, lo que agradeció muy cumplidamente. En los
días siguientes, me vino a decir que había cambiado de parecer y que prefería
ser gobernador de Puebla, que Tabasco era un infierno climático y político, y
que el ambiente del altiplano era en todos sentidos más templado. Me pidió que
tratara yo su asunto con el Presidente porque él se sentía nuevamente incómodo,
cosa que también hice.
Con todo, entiendo las motivaciones
de las actuales posturas del Senador Bartlett y sigo apreciando muchos de los
rasgos de su carácter.
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© Grupo Reforma Servicio Informativo
Fecha de publicación: 24-marzo-2006
Tal cual...
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