lunes, 22 de octubre de 2012

Croquetas / Roberto Zamarripa

 
Periódico Reforma
22 Oct. 12


Valiente, impune, el Gobernador de Chihuahua, César Duarte, aprovechó la tribuna de un evento con el Presidente de la República para pedir a los senadores la aprobación, sin chistar, de la iniciativa presidencial de reforma laboral.

"A los empresarios y a los que invierten, no nos tiene preocupados la transparencia sindical", dijo Duarte en nombre de quién sabe quien el pasado viernes 19.

Al político chihuahuense la transparencia en la vida pública le vale desde hace mucho. Como presidente de la Cámara de Diputados usó el cargo como plataforma de campaña con altísimos gastos personales y procuró ocultar los desvíos de dinero público en los que incurrió. Fue célebre aquel extraño pago de 3 millones de pesos hecho presuntamente para una cirugía de su esposa y que la Contraloría Interna de la Cámara de Diputados detectó con facturas irregulares.

Duarte es uno de los gobernadores fuertemente entrelazado con la Profesora Elba Esther Gordillo. Ambos saben dispensarse favores.

Elba, como se sabe, ha renovado su pasaje hacia la eternidad del liderazgo sindical del magisterio en una ostentosa convención realizada en la Riviera Maya. Los gastos de dicha convención, tanto de boletos de avión como de viáticos, hospedaje y alimentación de miles de delegados en dicho centro turístico, han salido de las arcas de la SEP. Sus resolutivos, como se sabe, no han abonado a favor de una mejor educación y menos en la libertad de decisión de los maestros.

Esta semana, el Senado de la República decide si enmienda la minuta de la Cámara de Diputados, misma que corrigió la propuesta original del Presidente y mutiló el tema de la rendición de cuentas de las dirigencias sindicales y medidas para la libre decisión de agremiados como parte importante de la nueva vida laboral en México.

La cúpula empresarial, agrupada en sindicatos que semejan las prácticas de los líderes sindicales apoltronados, entró en polémica con senadores panistas a propósito de los intentos por dotarle a la ley laboral de algunos toques de exigencia de rendición de cuentas.

En un desplegado firmado por distintas cámaras empresariales encabezadas por el Consejo Coordinador Empresarial y su dirigente Gerardo Gutiérrez Candiani, se emplaza a los senadores a decidir "si el País avanza hacia un entorno de mayor crecimiento y empleo, como lo prometieron en sus campañas electorales, o se mantiene en la inmovilidad" e instan a aprobar, sin crítica, la minuta de la Cámara de Diputados.

"Apoyamos decididamente el proyecto de reforma laboral, sin enmienda ni modificación alguna", repelan en su comunicado y en su presión y evidente chantaje.

El contradictorio discurso apela en nombre del avance del país al sostenimiento de las rémoras que atascan la productividad. La cúpula empresarial no tiene reparo en admitir y solapar los abusos de los líderes sindicales, a cambio de que protejan sus intereses aunque afecten el desarrollo del país. Prenden incienso, al igual que funcionarios públicos, a las reelecciones de los caciques como Carlos Romero Deschamps o Elba Esther.

Cuando fueron difundidas las fotografías de la página de Facebook de Paulina Romero, la hija del cacique sindical petrolero –donde presumía la vida de jeques de sus perros– empresarios y políticos se desgarraron las vestiduras. Condenaron y vociferaron.

Aquellas fotografías eran el crudo ejemplo de cómo ejercía el poder y el gasto un líder sindical corrupto y como Facebook se convertía involuntariamente en una pálida página de auditoría de los recursos sindicales (EL NORTE, 20 de mayo).

Hoy, que tienen a la mano la oportunidad de poner un freno a los caciques gremiales, políticos y empresarios prefieren firmar la perpetuidad de los abusos.

Con la negativa a una reforma laboral que considere la democratización y la libertad sindical y la rendición de cuentas, aportan lo suficiente para que los perritos de los caciques continúen sus viajes en aviones y yates privados y coman croquetas con carne kobe, mientras persista el deterioro de las relaciones laborales y de las condiciones de vida de asalariados y desempleados.

En contraste, Elba Gordillo y Carlos Romero aparecen exultantes arriba del carro alegórico que abre las festividades del Día de Muertos. Los monstruos de la opacidad y la corrupción encabezan el desfile de los difuntos. Gobernadores como Duarte y los jerarcas del CCE van en el carro como comparsas, lanzando discursos llenos de palabras de modernidad, pero clavando navajas de inmovilismo. Defienden una reforma laboral convertida en capricho y no en palanca.

Para ellos, los caciques sindicales son como mastines que salvaguardan sus intereses; les procuran cuidado y hasta les inventan pedigrí. Efectivamente, a confesión de parte, relevo de auditorías: les vale la transparencia. Desfilan como comparsas, repartiendo las croquetas de la inmundicia. Mientras las ánimas sindicales hechas liderazgo bailan el fandango de la eternidad y sus empleados llevan en andas el ataúd de la transición.


tolvanera06@yahoo.com.mx

No hay comentarios:

Publicar un comentario